Los capellanes son un pescado en salazón que suele comerse normalmente en ensaladas. Un pescado que se suele asar o hacerlo a la llama lleno de matices. Yo he querido darle un toque diferente y he preparado un arrocito seco con unos capellanes que compré la semana pasada aprovechando que estamos en plena Semana Santa. El resultado fue más que satisfactorio.
INGREDIENTES (dos personas)
1 Capellán
5-6 ajos tiernos
1/2 pimiento italiano
50 g tomate triturado natural
100-120 g de arroz por persona
Fumé de pescado o verduras
1cdta de pimentón dulce
1 ajo
Sal
Colorante alimenticio
1/4 vaso de aceite de oliva virgen
PREPARACIÓN
Si no tenemos el fuego a gas asaremos el capellán al horno durante 10-15 minutos a unos 180 grados (para hacerlo a la llama ver final de la receta). Cuando se enfríe lo desmigamos con cuidado para que no queden espinas. Mientras tanto vamos limpiando y troceando los ajos tiernos y el pimiento. Calentamos el fumé de pescado o de verduras. Yo he aprovechado un caldo del hervido del otro día el cual le da un toque ligero y especial.
En el caldero vertemos el aceite. A fuego medio añadimos el ajo y los ajos tiernos. Sofreímos un poco y retiramos (lo añadiremos al final de la cocción). Añadimos el pimiento y los sofreímos. Cuando lo tengamos listo añadimos el capellán desmigado, le damos un par de vueltas y añadimos el tomate natural con el objetivo de que el capellán suelte toda su esencia en el sofrito. Sofreímos hasta que esté listo.
A continuación añadimos una cucharadita de pimentón dulce y el arroz. Removemos un minutos para ligar sabores y que el arroz se marque y añadimos el caldo. Yo suelo utilizar casi tres veces la cantidad de caldo que de arroz. Añadimos un poco de colorante alimenticio y probamos que tan está de sal. Rectificamos si es necesario.
Dejamos que cueza durante unos 18 minutos aproximadamente y cuando falten un par de minutos añadimos los ajos tiernos por encima. Una receta con un sabor y un aroma especial ideal para esta Semana Santa.
Para preparar el capellán a la llama:
Con unas tijeras recortamos la cola y las aletas. Cogemos el capellán por la cabeza con unas pinzas de cocina, acercamos el capellán directamente a la llama, empezamos a quemar la piel. Podréis observar que la piel se va oscureciendo. Poco a poco vamos quemando todo el cuerpo del capellán hasta que esté terminada. La cabeza no la aprovecharemos. Cuando se enfríe lo desmigamos y listo para cocinar.