Por Otilio Haro
En una cata realizada de prácticamente toda la gama de Mont-Ferrant, lo que saqué principalmente en claro es que probé unos cavas más allá de una magnífica relación calidad precio. No recuerdo ahora si se tocó éste. Seguramente sí. El precio del que nos ocupa, el Gran Cuvée 2014, ronda los 16 lereles. Y muy justificados que están. Son ya unas cuantas botellas fulminadas con devoción y placer.
Ofrece un color dorado mate por su crianza, unos aromas de heno y frutos secos a mansalva. De hecho, las avellanas tostadas son una fiesta. Y una cremososidad en boca con un carbónico que calificaría de ideal. Es seco y con un punto mineral.
Desde salazones a aves.
