Por Otilio Haro
La acidez es su mayor baluarte. En el camino hay matices de los que extraes como si del corcho se tratara, a rosca. Y es que para de inicio tan neutro como su color, por debajo de la línea de cualquier provenzal del país vecino. Es más, en un restaurante con luz tenue, atención si compartes copa de agua, tendrías un problema.
Matices florales y fruta ácida. Acidez en boca, que como bien decía, es la que prácticamente cabalga sola. Aunque reconozco cierta delicadeza. Rosado pálido, muy pálido, de Garnacha de Cebreros (Ávila). Añada 2020. Unos 9 €. Puede que rompa aquello de no hay dos sin tres, pues le sigo achacando algo. Zona de los archivos adjuntos
