En cuanto llega el otoño llega la época de los rebollones. Una época bucólica donde los bosques empiezan a cambiar de color con tonalidades ocres y rojizas. Una época en la que el calor nos abandona para dar paso a las mañanas frescas y los días cálidos. Una época que desprende tranquilidad y sosiego. La misma que se desprende cuando la gente recorre los montes buscando este hongo tan preciado. Curiosamente según la zona geográfica en la que se hábite se suele llamar de una manera u otra. Esclatasang en Baleares, Níscalo en zonas de Castilla y Andalucía, esne gorri en el País Vasco, etc.
Esta semana he preparado una receta con rebollones que mi buen amigo Juanjo me trajo de Abejuela.
PREPARACIÓN(para 2 personas)
Necesitaremos:
1/2 docena de rebollones aprox
50 g de Roquefort
3 huevos
Simplemente debemos limpiar el rebollón y cortarlo en pequeños trozos. Lo salteamos en una sartén con unas gotas de aceite y una pizca de sal. Cuando veamos que están dorados añadimos el roquefort. Yo le puse aproximadamente unos 50 gramos. Cuando veamos que el queso esté fundido añadimos los huevos previamente batidos un poco. Rectificamos de sal y retiramos la sartén del fuego mientras removemos con el fuego residual. De esa forma evitamos que se cuaje demasiado rápido y conseguimos que se quede más cremoso. Finalmente añadimos unas escamas de sal y decoramos con una reducción al PX.
Delicioso