Por Otilio Haro
A Galicia. A la D.O. Rías Baixas en concreto. Y no precisamente a beber un blanco. Qué distintos son los tintos aquí. Tienen un rollo misterioso. Hay mucho bosque húmedo, tienen frescura a raudales y salinidad en su final.
Aquí el joven, por llamarlo de alguna manera respecto a los otros de la bodega, es un claro ejemplo. Es un coupage de tres variedades; Sousón, Pedral y Espadeiro. Sometido a crianza 12 meses en fudre de roble francés. Cubierto en cuanto a color y muy brillante. Notas de frambuesa, tierra húmeda ferrosa, manto de hoja mojada, especias y humo….
En boca es muy fresco y ligero, aunque sápido, pues es goloso al tiempo que salino y ácido. Con unos taninos de los que adormecen ligeramente el “morrete”.
Buen vino que por 14 lereles es toda una puerta de entrada al atlanticismo. Añada 2018.
