Por Otilio Haro
Un riesling seco de la zona de Rheingau que desarrolla ya esas notas derivadas del petróleo que tanto me desconcertaron en su día con el primer contacto.
Goma de borrar Milán de forma sutil, acompañada de fruta de hueso, hierbas, cítricos y minerales.
Mineralidad que continúa en boca, donde salen además herbáceos amargos y en posgusto los hidrocarburos de nuevo. Larga vida aún con su tapón de rosca.
Entorno a los 15 € me parece estupendo.
