Por Otilio Haro
Uno de los top de la bodega. Aunque para mi es el top. Comentan que la finca está rodeada de laurel silvestre, de ahí su nombre en gallego, y que es una zona más umbría. Junto al precioso hotel, con unos precios más que razonables, hacen que la visita a una de las antiguas denominaciones de origen como es Ribeiro, sea realmente deseada.
Un blanco 100% Treixadura, que fermenta en roble francés de 500 litros y con 6 meses en contacto con sus lías. El resultado es un vino fino y balsámico, cosa esta segunda que me pirra, con una visual algo pálida y acerada, de aroma nítido a pera, boca grasa, especiada, balsámica… todo un soplo fresco y de identidad, con largura, además. Hablamos de 25 lereles de los que merecen la pena.
Me conquistó en su día y lo vuelve hacer con esta añada 2019. Una lubina salvaje es el acompañamiento perfecto que me viene a la cabeza para unir finuras.
