Por Otilio Haro
Crees que viene recto y directo hacia ti y sin embargo pasa por delante sinuoso. Desarrollará todo aquello que intuyes. Adelantándome a ese momento, veo un vinazo como la jodida madre que lo parió. Una Tempranillo rabiosa e insultante tocada por la varita del mejor roble francés.
Con un color muy entero, nos ofrece todo un despliegue olfativo. Fruta roja y negra; ciruelas, endrinas, moras… con el especiado más fino posible; tabaco rubio, clavo, pimientas exóticas… estupenda crianza que le dota de elegancia e intensidad. Sin duda desarrollará una gran complejidad. Ahora se muestra algo nervioso aún. Todo son muestras del potencial y raza. Aunque, como su boca demuestra, guarda un licor divino en aras de suavizarse. Digamos que ese vigor actual esconde una elegancia en ciernes que por momentos asoma y escapa. Se entrevee un grande. Ese que los años dictarán sentencia.
Bendita esta 2014. El vino se mueve por los 20 lereles y es cosa seria.
